30.12.07
otro más
A mi espalda Su toca la guitarra y canta. Mientras tanto pienso en este año que se nos va...lleno de botellas vacías, de conversaciones inacabadas o ni siquiera comenzadas...muchas insuficientes...un año de invierno templado, fría primavera, verano fatal...el año en casi conocí la felicidad.. suena "El hombre que casi conoció a Michi Panero"...tengo ganas de llorar, y despedir este año...
24.12.07
17.12.07
agridulce navidad
Es curioso el encuentro de sensaciones que me provoca la Navidad. La supuesta "ilusión" de estos días, que todo el mundo recuerda hasta la saciedad, se apaga un poco cuando en tu círculo familiar o entre los más cercanos falta alguien.
Recuerdo las navidades de niña, cuando la ilusión de ver a todos mis primos juntos podía más que los regalos. Llegamos a organizar festivales navideños en nochebuena. Mi hermano y mi primo contaban chistes de curas y mi tío cura se reía como el que más. Recitábamos, cantábamos villancicos y después ibamos a la misa del Gallo a ver si el pobre pájaro cantaba de una vez por todas. Luego, todos insistíamos para quedarnos "un ratico más" porque noches como aquella había pocas.
Al día siguiente, después de comer, jugábamos a "Tinieblas" en el cuarto de la catequesis, a "Clopatra" en el patio o a "Momia" en la plaza del Jardín. Y es que lo de celebrar la navidad en asa del párroco era una ventaja extra, siempre había nuevos misterios que resolver, más cuando el jardín tenía una puerta directa al cine "Salón Blanco". Recuerdo una tarde de Navidad en la que nos colamos y robamos un saco entero de gusanitos "Rufinos". Nos entró tal arrepentimiento que los tiramos a un patio interior al que nadie podía acceder, y después el arrepentimiento fue todavía mayor.
Las navidades de la infancia eran de verdad, con los villancicos, y las panderetas, y mi tío tocando el organillo, y mi abuela dejándonos beber cocacola hasta hartarnos, y siempre con el turrón de chocolate preparado.
Recuerdo una tarde cercana ya a las vacaciones en las que mi padre nos trajo la primera consola, una Sega Master Sistem, que nos tuvo todas las vacaciones delante de la tele. Y recuerdo mi primer piano, la primera batería, y los primeros libros. Quizá el recuerdo más inborrable de la Navidad de mi infancia y adolescencia son los libros, a través de los que tejí con mi padre muchos de los hilos de nuestra relación.
Recuerdo noches eternas delante de la chimenea, escuchando sus relatos de la Iliada y la Odisea, y a mi madre con Michael Ende, y a nosotros, que mirábamos y escuchábamos ensimismados, y que aprendimos de ellos que las mejores navidades están al calor de un buen fuego, un chocolate caliente y las voces que más quieres acercándote una historia.
Algunas de esas voces, apagadas ya, me llegan hoy más claras que nunca, recomendándome un escritor, criticándome una lectura, y recordándome cada día lo que más hecho de menos.
Recuerdo las navidades de niña, cuando la ilusión de ver a todos mis primos juntos podía más que los regalos. Llegamos a organizar festivales navideños en nochebuena. Mi hermano y mi primo contaban chistes de curas y mi tío cura se reía como el que más. Recitábamos, cantábamos villancicos y después ibamos a la misa del Gallo a ver si el pobre pájaro cantaba de una vez por todas. Luego, todos insistíamos para quedarnos "un ratico más" porque noches como aquella había pocas.
Al día siguiente, después de comer, jugábamos a "Tinieblas" en el cuarto de la catequesis, a "Clopatra" en el patio o a "Momia" en la plaza del Jardín. Y es que lo de celebrar la navidad en asa del párroco era una ventaja extra, siempre había nuevos misterios que resolver, más cuando el jardín tenía una puerta directa al cine "Salón Blanco". Recuerdo una tarde de Navidad en la que nos colamos y robamos un saco entero de gusanitos "Rufinos". Nos entró tal arrepentimiento que los tiramos a un patio interior al que nadie podía acceder, y después el arrepentimiento fue todavía mayor.
Las navidades de la infancia eran de verdad, con los villancicos, y las panderetas, y mi tío tocando el organillo, y mi abuela dejándonos beber cocacola hasta hartarnos, y siempre con el turrón de chocolate preparado.
Recuerdo una tarde cercana ya a las vacaciones en las que mi padre nos trajo la primera consola, una Sega Master Sistem, que nos tuvo todas las vacaciones delante de la tele. Y recuerdo mi primer piano, la primera batería, y los primeros libros. Quizá el recuerdo más inborrable de la Navidad de mi infancia y adolescencia son los libros, a través de los que tejí con mi padre muchos de los hilos de nuestra relación.
Recuerdo noches eternas delante de la chimenea, escuchando sus relatos de la Iliada y la Odisea, y a mi madre con Michael Ende, y a nosotros, que mirábamos y escuchábamos ensimismados, y que aprendimos de ellos que las mejores navidades están al calor de un buen fuego, un chocolate caliente y las voces que más quieres acercándote una historia.
Algunas de esas voces, apagadas ya, me llegan hoy más claras que nunca, recomendándome un escritor, criticándome una lectura, y recordándome cada día lo que más hecho de menos.
11.12.07
lisboa, noviembre
7.12.07
manzanas o la ley de la gravedad

Seguirán unidos por el hilo de la costumbre
hasta que alguien se decida a cortarlo
Quizá un día, al calor de un fuego
encendido por la inocencia
se atrevan a avanzar separados
los caminos de sus propios deseos
Ella, orgullosa pero débil,
se rendirá, como una manzana madura,
a caer del árbol
Él, triste, dejará crecer sus raíces
en cualquier sitio
Y finalmente, sólo por la fuerza de la gravedad,
(o del acomodo)
terminarán fundiéndose en un remolino de tierra,
orígenes, suelo y autocompasión
IMAGEN: Magritte
1.12.07
algún día
me despertaré
en este remanso
de L U Z y
se me caerán las P
..........................A
............................L
..............................A
................................B
..................................R
....................................A
......................................S
entonces tu,tranquilo,
las RE
.........CO
....GE
.........RÁS
y, envueltas como un regalo,
las guardarás en un cajón.
me despertaré
en este remanso
de L U Z y
se me caerán las P
..........................A
............................L
..............................A
................................B
..................................R
....................................A
......................................S
entonces tu,tranquilo,
las RE
.........CO
....GE
.........RÁS
y, envueltas como un regalo,
las guardarás en un cajón.
23.11.07
a veces, una mirada
NO fue porque aquella mañana tus párpados me enseñasen nuevos caminos, que en aquel momento quise compartir, como si se tratase de una botella de vino.
TAMPOCO fue porque horas antes tus uñas arrancasen todas las escamas de la noche y de mi deseo.
NO fue porque te dejabas besar a pesar de que no te gustaba hacerlo en público, ni por tus labios devolviéndome los besos que había dado durante años.
TAMPOCO porque los ladrillos de la ciudad amarilla brillasen más contigo, ni porque las calles de Barcelona parecieron más mías.
NO fue por la sorpresa de tus dedos en mi espalda, de tu nariz en el hueco de mi cuello, de tus oidos ávidos de mi música, ni por tu voz ronca.
NADA tuvo que ver tampoco la curva que trazaba tu pie tocando el mío en una caricia perfecta, en medio del restaurante.
NI por los besos bajo las sábanas en el balcón de aquella habitación de hotel, ni por los helados en la plaza.
TODO aquello vino después.
FUE por aquella mirada que, bajo las lámparas de cristal de la noche, al otro lado de la habitación llena de gente, me dijo en el brillo de tus pupilas que habías sentido lo mismo que yo.
TAMPOCO fue porque horas antes tus uñas arrancasen todas las escamas de la noche y de mi deseo.
NO fue porque te dejabas besar a pesar de que no te gustaba hacerlo en público, ni por tus labios devolviéndome los besos que había dado durante años.
TAMPOCO porque los ladrillos de la ciudad amarilla brillasen más contigo, ni porque las calles de Barcelona parecieron más mías.
NO fue por la sorpresa de tus dedos en mi espalda, de tu nariz en el hueco de mi cuello, de tus oidos ávidos de mi música, ni por tu voz ronca.
NADA tuvo que ver tampoco la curva que trazaba tu pie tocando el mío en una caricia perfecta, en medio del restaurante.
NI por los besos bajo las sábanas en el balcón de aquella habitación de hotel, ni por los helados en la plaza.
TODO aquello vino después.
FUE por aquella mirada que, bajo las lámparas de cristal de la noche, al otro lado de la habitación llena de gente, me dijo en el brillo de tus pupilas que habías sentido lo mismo que yo.
21.11.07
bengalas

Explotó. O más bien prendió su mecha. Como una bengala que de repente, cuando crees que no funciona, empieza a brillar, primero muy débilmente, con timidez, y depués, con millones de chispas que salpican la oscuridad de una noche de invierno, oscura, muy oscura.
Así fue, más lento que una explosión, más calculado también. De repente, la mente, el cuerpo, todo uno, sabían hacia donde iban, tenían un objetivo común, una meta, una razón en medio de aquella sinrazón de lo cotidiano e inútil.
Era él, lo sabía. Sabía también que le comería el corazón a dentelladas, que le ataría a otra vida, que no era la suya, que le obligaría a vivir placeres de otros y le conduciría a glorias usadas por los caminos del viento frío.
Muy a su pesar, decidió estrenar los días intensos, aspiró las bocanadas del dolor que flotaba en el aire y se dispuso, entera, a consumir las chispas de lo poco que le quedaba del amor.
1.10.07
TRANSPARENTE
Caminaba solo hacia casa, con la sensación de ser un cristal con el cartel de FRAGIL escrito bien grande en el pecho. La peor parte era ser transparente.
12.6.07
sed
Tengo sed y me bebo mis lágrimas, aunque las tuyas sean más dulces, o menos saladas. El sabor de tus lágrimas es inversamente proporcional a sombra que arrojan tus ojos. Tus pestañas dejan pasar un poco de luz, que se ve al fondo, que parece atisbarse pero ya no deslumbra como antes...ya no volverá a hacerlo.
7.6.07
VOLAR, LEJOS...

Sólo me apetece subir a un avión y seguir huyendo hacia delante. Es lo que hasta ahora he hecho y no me ha ido nada mal. Pero creo que va a ser difícil romper con todo lo que tengo aquí, y partir hacia otro sitio.
Lo primero será arreglar lo de fuera y lo de dentro, conseguir algo por lo que aun tenga fuerzas para luchar. Siempre me han dicho que soy una luchadora pero puede que ahora se me hayan acabado las fuerzas, puede que no sea ya más que una sombra de lo que fui, en situaciones quizá más difíciles que la que ahora se me plantea. Estoy cansada de seguir plantada, de sentir que no avanzo, de volverme a ver cada noche en el mismo sitio, de gritar con las mismas cosas y de no encontrar nada nuevo con lo que emocionarme.
Estoy profundamente agotada. Físicamente, mentalmente...de mi misma. Y prometo que algo de mi queda, porque lo intento cada día, pero empiezo a mirarme desde fuera, y es lo que me conduce a esta situación.
Quizá he dejado pasar demasiado tiempo y ahora la crisis será enorme. Demasiado tiempo ocupándome de las crisis de los demás, por generosidad, por obligación, por miedo a ocuparme de mi misma.
Quizá ha llegado el momento de hacerlo, y probablemente los últimos acontecimientos me propulsen hacia eso. Quizá resurja y remonte el vuelo, y coja un avión y me plante al otro lado del mundo.
Perhaps, perhaps, perhaps.
5.6.07
De bodas, recuerdos y funerales
Una gran familia siempre supone grandes alegrías, pero también muchas desgracias. Aunque siempre, al compartirse entre más personas, pueda parecer más fácil sòportarlas.
Hace una semana, la Gran familia lloraba de felicidad y emoción en una maravillosa, divertida, mestiza y alocada boda, y al poco tiempo llorabamos la pérdida de uno de nosotros.
Y nosotros somos de llorar. Y de reir mucho. Podemos reir en la más triste de las situaciones y quizá eso es lo que nos salva y nos diferencia de otras familias.
Cuando reimos o lloramos, en cualquiera de las situaciones que ultimamente se nos han presentado, trato de situarme fuera y mirar como miraría alguien que no es de los nuestros. Supongo que no entendería muchas cosas, pero yo miro, desde fuera o desde dentro, y no puedo sentir nada más que orgullo y el pecho se me hincha y me siento afortunada, por poder vivir enormes felicidades y enormes penas dentro de esta explosión genética de emociones que somos.
Hace una semana, la Gran familia lloraba de felicidad y emoción en una maravillosa, divertida, mestiza y alocada boda, y al poco tiempo llorabamos la pérdida de uno de nosotros.
Y nosotros somos de llorar. Y de reir mucho. Podemos reir en la más triste de las situaciones y quizá eso es lo que nos salva y nos diferencia de otras familias.
Cuando reimos o lloramos, en cualquiera de las situaciones que ultimamente se nos han presentado, trato de situarme fuera y mirar como miraría alguien que no es de los nuestros. Supongo que no entendería muchas cosas, pero yo miro, desde fuera o desde dentro, y no puedo sentir nada más que orgullo y el pecho se me hincha y me siento afortunada, por poder vivir enormes felicidades y enormes penas dentro de esta explosión genética de emociones que somos.
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