30.5.08

La Lucera


Mañana se acaba mayo. El mes de las flores. Los mayos de los primeros años de mi vida pasaba las tardes con mi abuela, porque era el mes de María, y había que ir a la misa de la tarde en la capilla de Salesianos, mi abuela llamaba a esa misa simplemente "Las Flores". Incluso fui monaguilla con túnica roja y babatel blanco. Incluso recitaba poemas a la virgen, especialmente el de la Purísima, que mi abuela tenía en un libro marcado con una estampa de María Auxiliadora. A ella le encanta y yo, con aquellos primeros versos escuchados en mi voz, llegaba incluso a emocionarme. Aquellas tardes mi abuela ejercía de abuelísima, porque mi abuela es la abuela más abuela que conozco.
Me llevaba orgullosa de su mano y ojo de la que no le hiciese un comentario sobre lo bien acompañada que iba. Cuando nos llevaba de la mano, o ahora cuando la acompañamos a cualquier sitio, los ojos le brillan, y mira desafiante a todo aquel que no sea consciente de que ella es la Antonia, la Lucera, y esos sus nietos, los mejores del mundo. Ha llegado a pelearse con sus primas simplemente porque no soportaba que dijesen que no éramos los más guapos y los más listos.

Así es mi abuela, guerrera sobretodo. Y gamberra, y tierna, y una de las mujeres más maravillosas que conozco.

Tiene una generosidad y una sabiduría antiguas. Todavía, a sus 84 años, se le notan las ganas de aprender, de hacer cosas nuevas, o simplemente de hacer cosas, tiene una vertiginosa agilidad mental, es rápida en la conversación, y con cualquiera establece una especie de desafío verbal que casi siempre gana.

Lleva trabajando desde los 8 años. Apenas pudo ir al colegio, pero agradece siempre saber leer y escribir, que "para sus tiempos" ya era mucho. Es orgullosa y altiva en lo que respecta a su devoción, que somos nosotros, pero humilde en todo lo demás. Siempre que me tomo un café con ella, saca un viejo azucarero que sabe que me encanta. Es un objeto que para mi la representa, de hojalata, antiguo y abollado, y la Antonia sigue conservándolo como si fuese un tesoro. "Me lo dió mi madre" me dice, "yo a ella nunca le he llegado a la suela del zapato" remata siempre que habla de su madre. Según ella, a mi otra abuela, que murió años, cuando yo tenía tres, tampoco le llegará nunca a esa altura.

Le encanta hablar, quizá porque durante la semana no lo hace mucho, y sabe contarte las cosas como si fueses la única persona a la que puede contárselas, como si fuese un secreto que sólo comparte contigo. Hace poco me contaba como cuando era pequeña ella y sus hermanas les gastaban bromas a sus primos, con la complicidad de una de las tías, que estaba un poco loca. Disfrazaban a la tía de con una cortina y con todo un protocolo de lo más efectista le contaban a sus primos una historia terrorífica sobre un espíritu del diablo que les visitaba en la casa. En ese momento la tía empezaba a bajar las escaleras y los primos salían despavoridos, pero mi abuela había cerrado la puerta y no podían huir. Mientras me lo contaba se reía como si estuviese viendo bajar a su tía por la escalera.

Además de todo esto, hace las mejores tortillas de patata del mundo mundial. A veces dice que es "como la tía hueva, que de una sábana vieja, hacía una nueva".

Pues eso, yo de mayor quiero ser como la Antonia La Lucera.

24.5.08

abrazo

Christina Rosenvinge

"Sólo tengo un jersey que no querías
que me abraza porque tú ya no lo hacías"

22.5.08

CONJUGACIONES

Se derriten las piezas de un puzzle verbal
y ya todo encaja

Todo lo que tenemos,
hemos tenido,
teníamos,
tuvimos,
hemos perdido.

Por no querer conjugar en presente
y pensar en futuro, imperfecto siempre.

Nuestros tiempos han volado
en modo subjuntivo.

Y ahora,
solamente olvidando
que es gerundio.

15.5.08

dentro de la tormenta, un poco de calma

Hoy ha sido un día intenso, como todos últimamente. Pero esta tarde he buscado un momento para leer un rato. Releyendo algunos apuntes de "El último encuentro" de Sandor Marai, me encuentro este texto:

"Uno siempre responde con su vida entera a las preguntas más importantes. No importa lo que diga, no importa con qué argumentos trate de defenderse. Al final, al final de todo, uno responde a todas las preguntas con los hechos de su vida: a las preguntas que el mundo le ha hecho una y otra vez. Las preguntas son éstas: ¿quién eres? ¿qué has querido de verdad? ¿qué has sabido de verdad? ¿a qué has sido fiel o infiel?... ¿Con qué y con quién te has comportado con valentía o con cobardía?... Estas son las preguntas. Uno responde como puede, diciendo la verdad o mintiendo: eso no importa. Lo que sí importa es que uno al final responde con su vida entera."

Puedo tratar de defenderme, de mentirme, de engatusar a mi corazón y a mi cabeza, pero al final terminaré respondiendo, y adivinando qué es todo esto que se me viene encima.
Lo peor es la incentidumbre y la espera. Pero he esperado a cosas peores, en salas de estar de hospitales, en barras vacías, delante de un teléfono.
Y al final, siempre al final, encuentras la respuesta, el desenlace fatal. Pero también al final está el orgasmo.
Los ciclos. Voy cerrando algunos y metiéndome en espirales nuevas. Y cada vez me parece más fácil. Será que hoy estoy optimista.

14.5.08

9 mayo 2008 La + mejor

Mi ajetreada vida me impidió el 9 de mayo publicar este humilde post regalo para La + mejor. Aquí abajo en su rincon del vicio. Mil gracias por todo.

BURBUJAS


Llegaste en una canción

envuelta en una burbuja.

Una pompa de jabón

que hinchamos una por cada lado.

Y construimos melancolías

edificios torcidos, avenidas desiertas

melodía de risas al ritmo del viento.

Supiste decir: esta soy yo

lo tomas o lo dejas.

Hiciste aparecer

amaneceres con nubes perfectas

tristezas menos tristes

canciones mejores en tu voz

cervezas infinitas

noches con sol.

Tienes poderes especiales

encendidos por el talento

heredados de la incomprensión

improvisados por los momentos.

y a veces estás lejos

pero a veces vuelves , me salvas

y nos subimos a los viernes,

nadie puede con nosotras.

Nos rescata la burbuja

esa que nos atrapó un amanecer cualquiera

en una plaza perdida

que podría estar

en cualquier lugar del mundo.

3.5.08

jukebox

Había un bar
había una carretera
y una jukebox que no funcionaba.
Había canciones
que sonaban desde siempre
Había habitaciones con vistas
a ciudades en ninguna parte
y había semáforos, y luces
y asfalto, y gente,
personas de las que nada sabíamos
Y nos divertimos un rato
inventándonos sus vidas.
Había ruido,
había melancolía
y rabia...
aquella jukebox estaba estropeada
y no pude escuchar
la canción que querías enseñarme.

PUENTE DE MAYO

En este puente de mayo no tengo puente. Así es la industria de la comunicación, Francino puede librar cuatro días, pero los prescindibles trabajadores submileuristas de esta santa empresa no podemos hacerlo.
Supongo que me conformo con venir a casa y ver a los míos...y beber unas cuantas copas de vino y teminar la noche sentada en un banco de la plaza...pensando en algo y en alguien que en el fondo no es real, aunque hace una semana algunos besos lo hiciesen parecer totalmente posible.
He llegado a un punto de excepticismo tan absolutamente ajeno a mí que me sorprende pensar que la persona que vivió esos momentos sea yo misma.
Y me sorprendo también defendiendo ante mi ese momento auténtico...así que no se muy bien qué parte de mí, o de él, va ganar esta pequeña gran batalla.
En este puente sin puente tengo muchos planes pendientes, que no he llevado a cabo porque he terminado en este pueblo mío, que lo mismo me da alegrías que tristezas.
En estos días me hubiese gustado ver:
-A La + mejor, porque no la he visto a pesar de estar con ella, porque ayer su mirada hacía demasiado daño para contemplarla de cerca...
-A Gus, para que me devolviese la claridad de la ciudad sin límites, para que su dulzura, y sus pecas y sus manos, y todo él, volviese a enseñarme lo que aquel camino de baldosas amarillas me dio al ritmo del jazz de las cervezas en el Birland.
- A Wessel, para sentir de nuevo el placer por el placer, la diversión, la libertad, la locura, el gusto de ser como quieres en cada momento... y en otro idioma.
- A mis chicas de oro, porque las necesito más de lo que nunca imaginé; porque una llamada, un abrazo en la distancia, una risa al otro lado del teléfono, un ponme aquí este torrezneo, un hechizo bien conjurado, un tenemos que vernos....me hacen olvidarme de todo lo que me atormenta...
-A cierto cobarde con suerte, para comprobar si era cierto o no...

Esta noche me ha faltado todo esto, pero he sido capaz de recordar aquello que en cada momento me ha hecho feliz. Si hacemos el esfuerzo de tener presentes esos momentos, de poner los pies en el suelo gracias a lo que hemos vivido, creo que seremos mejores personas siempre, creo que buscaremos, aunque sea por comparación, las mejores cosas para nosotros...