21.11.07

bengalas


Explotó. O más bien prendió su mecha. Como una bengala que de repente, cuando crees que no funciona, empieza a brillar, primero muy débilmente, con timidez, y depués, con millones de chispas que salpican la oscuridad de una noche de invierno, oscura, muy oscura.
Así fue, más lento que una explosión, más calculado también. De repente, la mente, el cuerpo, todo uno, sabían hacia donde iban, tenían un objetivo común, una meta, una razón en medio de aquella sinrazón de lo cotidiano e inútil.
Era él, lo sabía. Sabía también que le comería el corazón a dentelladas, que le ataría a otra vida, que no era la suya, que le obligaría a vivir placeres de otros y le conduciría a glorias usadas por los caminos del viento frío.
Muy a su pesar, decidió estrenar los días intensos, aspiró las bocanadas del dolor que flotaba en el aire y se dispuso, entera, a consumir las chispas de lo poco que le quedaba del amor.

1 comentario:

Unknown dijo...

...y oxigenar mi piel con perfumes intuídos, conquistados ayer, desnudos hoy, como un flan irresistible... huevo, azúcar, leche, amor.